Son polillas muertas en mi lámpara de la habitación. He sido incapaz de no pensar en la idea de que esas polillas intentaban escapar de mi habitación, al igual que lo hizo Ícaro con su padre del laberinto de Creta. Imaginaba a esa polilla gritando: 'Más alto, más alto ¡Soy casi un águila!' Y al padre polilla gritándole: 'No te acerques a la bombilla o...' Ups! Polilla por los aires. Un grupo de mosquitos en mi cama comentando: 'Se veía venir. Nadie puede escapar de aquí sin pagar por ello.' La desobediencia de la polilla hija hizo que el padre tuviera que acercarse también a la bombilla para no tener que asumir la realidad.
Es triste ¿No?
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