Facebook

sábado, 14 de noviembre de 2009

Una tirita que flota

El otro día bebiendo cerveza y otras bebidas espirituales, cómo orina de Elvis... entre otras, empezamos a sincerarnos. Popo me contó un miedo que tenía de pequeño. Él temía que en los chorros de agua de la piscina donde pasaba gran parte de su tiempo, pudiera eyacular y dejar embarazada a cualquier chica que nadara con la boca abierta. Realmente nunca lo había pensado, porque yo siempre he sido más de montaña. Lo que hacíamos en la montaña era hacer un agujero, meter nuestro falo y esperar un terremoto. Como veis no teníamos el problema de Popo, de dejar embarazada a nadie.
Claro, imaginad a ese padre con una hija adolescente embarazada teniendo que ir a pedirle a una piscina olímpica que se case con ella. Porque esa situación no puede ser. Por lo menos que se haga cargo de ella.

No hagáis guarradas en la piscina ¡canallas!

No hay comentarios:

Publicar un comentario