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domingo, 15 de noviembre de 2009

Un guitarra en la ópera

Cito textualmente la última y principal crítica a nuestro último trabajo.

'' [...] Además, está muy conseguida la ambigüedad del mensaje: ¿Es una tío de cierta edad que ha "sentado la cabeza"? ¿Es una persona que no ha sido debidamente socializada o un librepensador y por eso usa la silla de forma distinta a los cánones marcados por la sociedad? ¿Es una chico haciendo el tonto al que le da vergüenza y se va cuando se da cuenta de que la cámara está encendida?
Cada cual se queda con su relectura personal de la obra.

Yo, personalmente, me quedo con la segunda opción, releída en clave Wittgensteniana. La sociedad marca la que se considera que es "seguir una regla". En este caso, la norma es que las sillas son para el culo. Pero, dado que tal norma es convencional, no hay necesidad alguna de seguirla, más que para poder ser un miembro competente de la sociedad. Por ello, si uno lo desea, puede salirse del marco social preestablecido y usar la silla para otra parte del cuerpo. Sabiendo, eso sí, que de tal forma cae en el solipsismo.

F. J.''

Sólo puedo regalarte esta imagen. La cual pudes imprimir y pegarla en la nevera. Mi madre lo haría.


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